Capítulo 356 Una carta
Verónica y yo arrojamos con disimulo el cuerpo del anciano fuera de la ciudad desde las murallas. Luego, eché un vistazo a la casa de Yahir. Aunque la puerta estaba cerrada, las ventanas estaban abiertas, tal vez porque hacía un calor abrasador. Así, até la carta que Gonzalo escribió en una flecha antes de apuntar justo a la ventana y soltar una Flecha Mata Demonios. Cuando la flecha salió disparada, fue un rayo de luz en la oscuridad, llamando la atención de mucha gente. Sin embargo, no se fijaron en Verónica y en mí. Debido a la rápida velocidad de la Flecha Mata Demonios, no tuvieron tiempo de discernir lo que en realidad había sucedido, limitándose a entrever un rayo de luz que entraba en la casa de Yahir.
Una vez hecho esto, le dije a Verónica:
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