Capítulo 334 Una emboscada

Reanudamos nuestro viaje temprano en la mañana siguiente. Después del susto de la noche anterior, Yelena se volvió mucho más dócil y ya no se atrevió a hablarme de forma brusca. Sin embargo, como dice el refrán: «un leopardo no cambia sus manchas», así que cuando haya superado el miedo, es muy probable que vuelva a su naturaleza original. En el camino hacia Aldea Las Flores, optamos por tomar un desvío y fuimos por un pequeño sendero. Este era bastante difícil de recorrer e incluso tuvimos que bajarnos de los caballos en algunos lugares y atravesarlo a pie. Al tener que movernos mucho más lento, solo conseguimos recorrer la mitad de la distancia prevista después de viajar durante todo el día. Cuando oscureció, no tuvimos más remedio que detenernos para descansar y terminar la otra mitad cuando amaneciera. Esta vez, Yelena ya no se atrevió a armar ningún escándalo conmigo. En cambio, se acostó de forma dócil con su hermana.