Capítulo 49 Gonzalo está enojado
Me reí con amargura. Esta era la Rosalí que yo conocía. Quería ser mejor que los demás, pero se negaba a esforzarse.
Cuando volvimos a la sede de la Secta de los Cuchillos Punzantes, asamos la liebre y hablamos junto al fuego. No estaba seguro de por qué, pero de alguna manera me di cuenta de que me había acostumbrado un poco a la vida en esta isla desierta. No había presión académica ni financiera y cada uno llevaba su propia vida en igualdad de condiciones. Me sentía bien.
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