Capítulo 398 Abel consigue lo que quiere
Isabel quería liberarse antes de quedar encantada bajo su hechizo, pero él la tenía abrazada de tal modo que supo que no había forma de escapar. Le dio golpecitos en la espalda con los dedos y la empezó a desvestir lentamente.
Las mejillas de la mujer se empezaron a ruborizar y su corazón empezó a acelerarse. Antes de que pudiera entender lo que estaba sucediendo, él ya le había quitado la ropa y la había dejado expuesta ante él. Lo miró de reojo al sentir su mirada penetrante en su cuerpo desnudo. La forma en que la miraba estaba llena de afecto, amor y anhelo.
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