Capítulo 361 Un ataque por la espalda
Al ver la enorme paleta de los dibujos en la mano de su hermana, los niños preguntaron por qué no les había comprado una para ellos.
Ni bien vio a sus dos pequeños traidores, Abel sintió mucha cólera. ¡Les había enseñado sus habilidades de hackeo, y las habían usado en su contra robándole de su cuenta bancaria! Estos muchachitos merecen un castigo. Entonces, levantó la mano y les dio un lapo a ambos.
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