Capítulo 142 No puedes llevarte a Juan
Sin ni siquiera tocar la tarjeta que le ofreció, la niña resopló y se fue enojada al dormitorio. A Abel le disgustó y pensó que la pequeña era igual de gruñona que su madre, pero también muy decidida. No quería que le dieran el dinero gratis. Aun así, se dirigió a la puerta cargando al niño y justo cuando llegó se topó con Isabel, que se apresuraba a entrar. En cuanto la mujer lo vio, extendió los brazos para detenerlo.
—No puedes llevarte a Juan. No puedes hacerlo.
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