Capítulo 392 Un ajuste de cuentas

Luego de escuchar los nombres de sus hermanos, Nina y Maya asintieron con cautela. Mientras observaba cómo las pequeñas se iban con Sofía, Jacinto les dijo adiós con la mano y se sintió tan aliviado como si le hubieran quitado una carga pesada de los hombros. La verdad era que como no sabía bien cómo hacerse cargo de ellas, tenía miedo de enfadarlas. Si eso sucedía, de seguro Abel terminaría regañándolo porque si de por sí adoraba a sus dos hijos, de seguro consentiría mucho más a las niñas. Al pensar en eso, le entró curiosidad sobre el ajuste de cuentas que su jefe tenía pendiente.  Mientras tanto en la Corporación Domínguez, Isabel que se encontraba en su amplia oficina preocupada por el futuro de su empresa se sorprendió cuando Abel entró a la sala de manera repentina. De inmediato, se puso de pie y preguntó: