Capítulo 305 Perro guardián
Después de que Juan volviera a su habitación, Isabel regresó para dar otra mirada al dormitorio de Abel. «Debe estar molesto por mi plan de vengar a mi madre». De pronto sintió que cometió un gran error. «¿Y si mis palabras hicieron que se decidiera aún más en ayudar a Karina?». En ese momento, Isabel se dio una fuerte bofetada.
—No puedes confiar en él. Nunca —murmuró Isabel para sí misma mientras seguía golpeándose de camino a su dormitorio.
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