Capítulo 251 El plan
Incluso la propia Maya no era capaz de describir a ese hombre. Al darse cuenta de la expresión fría de Abel, Karina sonrió alegre. «¡Misión cumplida!».
—Perdóname, Isabel. No debí haberme metido en tus asuntos privados —dijo Karina—. Vamos, Abel. No es necesario que se disculpe.
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