Capítulo 122 No quiero tu dinero
―Isabel, lo comprendo. Lo comprendo.
David, que por lo general no se preocupaba por nada, parecía abatido. Encendió un cigarrillo y dio una pitada. Expulsó aros de humo, envolviéndose en él. Por alguna razón, el humo parecía una valla entre él y el mundo, aislándolo y haciéndolo parecer solitario. El ya no era el tipo jovial y descarado de antes. De repente, se convirtió en un hombre serio que parecía haber vivido todo el dolor del mundo.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread