Capítulo 128 Viendo una broma
Cuando salían de la zona de los coches de choque, Colin tomó con una mano la mano que su madre le tendía, y con la otra se agarró a la mano de Samuel, de modo que el niño quedaba en medio de los dos. Comenzó a dar saltos y a tratar de colgarse de los brazos de sus padres. El enojo había desaparecido por completo del rostro de Susana y, aunque aún no se sentía de ánimo para hablar con Samuel, la tensión entre ambos se relajó.
La mujer se percató de que el Pequeño Colin estaba sudando a chorros, así que se metió la mano en el bolsillo para sacar un paquete de pañuelos de papel; sin embargo, en lugar de con el familiar paquete de plástico, sus dedos se toparon con el tacto irrealmente suave del pañuelo de seda que Samuel le había prestado antes para que se secase las lágrimas. Cuando recordó lo dulce y considerado que había sido ese hombre con ella, su corazón se ablandó.
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