Capítulo 100 Pagar los gastos de manutención

En ese momento, Susana deseó con todas sus fuerzas que su querido hijo cerrase la boca. Ella era consciente de que el niño, a pesar de ser muy obediente, estaba algo obsesionado con el dinero, pues todos los días ideaba nuevas formas de mantener a su madre económicamente, pese a que sólo tenía cinco años. De todas formas, aquello no era algo que pudiese decir delante de Samuel, pues la señalaba como una mujer pobre y necesitada. Samuel también quedó conmocionado ante la demanda del niño; había contemplado toda clase de posibilidades cuando se conocieran, desde que su hijo estuviese enfadado con él por los cinco años de ausencia, hasta que rompiera a llorar, pero nunca habría imaginado que lo primero que un niño de esa edad mencionaría al conocer a su padre sería la asignación por manutención.