Capítulo 144 No tengo carné de conducir

Susana alzó la cabeza y miró a Samuel con una expresión interrogativa en los ojos. —No, no me hace falta —murmuró ella, algo confundida. Tras unos instantes, por fin comprendió por qué Samuel le había dicho aquello. Tal vez se debía a lo cómoda que le había hecho sentir o a la chaqueta de él que aún la envolvía como un abrazo, pero aquella pregunta no la molestó, aunque se sintió algo frustrada, pues sentía que él, pese a lo inteligente que era, no conseguía comprender el trasfondo de la situación—. No soy pobre, y tampoco me hacían falta esos cincuenta dólares; el desacuerdo con el chófer no se debió a una situación de necesidad, sino de principios. Estaba indignada, así que decidí que no cedería a su extorsión —explicó ella.