Capítulo 108 Niño bastardo
En el momento que vio a su madre salir por la puerta, el Pequeño Colin hizo una mueca de desagrado. Se negó a mirar tanto a Miriam, que continuaba adulando a Samuel, como a su padre, que respondía a los cumplidos de la anciana con sonrisas amables, y se marchó por su cuenta.
A Samuel tampoco le resultaba fácil lidiar con esa situación: a lo largo de su vida, había conocido a muchas personas como Miriam, que se le acercaban para obtener algo de él, lo que le incomodaba mucho; de hecho, si no fuera porque aquella desagradable mujer era la madre de Susana y la abuela del Pequeño Colin, ya habría perdido la paciencia con ella a esas alturas.
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