Capítulo 103 Reconsidera mi oferta
Las tres personas que viajaban dentro del coche se mantenían en silencio, así que sólo se escuchaba el ruido del aire acondicionado en funcionamiento. Samuel fingía limitarse a conducir con rostro serio pero, a través del espejo retrovisor, lanzaba miradas furtivas al Pequeño Colin, que tenía el ceño fruncido. El niño portaba una mueca de desagrado en el rostro desde el momento en que se subió en el coche; cada vez que veía que Samuel le estaba espiando por el retrovisor, respondía fulminándole con la mirada. Sin embargo, Colin aún estaba en la primera infancia, por lo que las líneas de su rostro eran redondas y regordetas; de esa manera, y pese a su gesto de evidente enfado, no sólo no resultaba en lo absoluto amenazante, sino que a Samuel le parecían adorables sus miradas enfadadas y su gesto enfurruñado.
Mientras conducía, el hombre pensó que, si iba a llevar al pequeño al colegio con cierta frecuencia, debería comprar una silla de coche adaptada para niños, pues de lo contrario, los viajes en su coche podrían resultar peligrosos para el Pequeño Colin.
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