Capítulo 55 Ella no está ciega
Sin prestar atención alguna a lo que había dicho Lorena, Samuel se incorporó y tendió su mano a Susana para ayudarla a levantarse del suelo. Sin embargo, Susana ignoró la mano que él le tendía y se levantó por sí misma sujetándose a una barandilla cercana a ella. Samuel retiró su mano, a la par que fruncía sus labios con disgusto. Tras sus gafas de sol, sus ojos no se despegaban de Susana.
Por su parte, ella se forzó a retirar su vista de la mirada interrogante de Samuel para clavarle los ojos a Lorena.
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