Capítulo 26 Le puse algo a su bebida
Bastarda, esa era una palabra horrible, mi madrastra siempre había sido una doble cara, nunca había dicho tales cosas cuando mi padre seguía vivo. Podía caerle mal, pero siempre guardó las apariencias frente a mi padre, pero con él muerto, ella enseguida mostró sus verdaderas intenciones. Me apresuré a mi habitación sin escuchar lo que Silvia le respondió a su madre, fui hacia mi cama y me recosté. Mi mirada se posó en el florero que estaba sobre la mesa de centro, tenía unos tulipanes, mi flor preferida. Mi padre debió encargarse de ello, él hacía que los sirvientes colocaran mis flores favoritas en mi habitación, a pesar de que yo rara vez estaba en casa, pero no sucedería de nuevo.
La soledad permitía que la tristeza poco a poco se apoderara de una persona, era como si estuviera recostada sobre un arroyo, comencé a sentir que una gran tristeza me abrazaba y se manifestaba en mi rostro. Cerré los ojos y después oí a alguien abrir la puerta de mi habitación, acercarse, sentarse en el borde de mi cama y tocar mi rostro. Abrí los ojos, era Abril.
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