Capítulo 319 Emanuel, ¿estás loco?
Era el sonido de una pequeña rata correteando por el alféizar de la ventana, pero era demasiado estrepitoso para ser sólo una rata pequeña, parecía ser un roedor muy grande. ¿Era en realidad una rata? No era posible. Se me pusieron los pelos de punta, pero no podía mover las piernas para nada. Me encogí en la cama, sujetaba las sábanas con firmeza mientras miraba la ventana con miedo, entonces oí que alguien abría la ventana, se corrieron las cortinas y una sombra apareció de entre ellas, casi grité pues una cabeza se asomó.
—Isabela, soy yo. No tengas miedo.
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