Capítulo 65 Estoy ebria
El discurso de Santiago me pareció algo así como una charla motivacional, sin embargo, sus palabras me conmovieron. Probablemente yo era la única persona con la que había compartido su historia personal. Era el asistente personal de Roberto, su único trabajo consistía en realizar cualquier tarea que él le asignara y eso no incluía consolarme. Estaba agradecida por lo que acababa de compartir conmigo, era probable que cada palabra que acababa de decir me acompañaría el resto de mi vida. Asentí con seriedad y dije:
—Estoy intentando aceptarlas. Aprenderé a entenderlas.
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