Capítulo 258 Quiero una parte de tus bienes cuando mueras
El cielo había clareado cuando me desperté. La luz del sol entraba por la ventana e iluminaba la habitación. Abril roncaba con fuerza a mi lado y su muslo estaba sobre mi cintura, era una gigante y sus muslos eran largos y pesados como troncos. Me aplastaba así que le di unas ligeras palmaditas.
—Abril, levántate, déjame seguir viviendo.
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