Capítulo 309 Volví a lastimarme
No esperaba que Abril regresara tras poner en marcha el motor, o que saltara del auto y se despidiera otra vez. Había luchado por reprimir las lágrimas; fallé por su culpa, y por su culpa terminé con las mejillas empapadas. Me aferré a ella y lloré. Al cabo de diez minutos, la señora Ortiz se aproximó y dijo:
—Señora, llamó su madre. Dijo que sabía que esto iba a pasar y me pidió que le dijera que se le está haciendo tarde a Isabela, que debe apresurarse a ir al aeropuerto ahora mismo.
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