Capítulo 27 Parece que me metí en problemas
No había nadie en el jardín, más adelante había una pequeña porción de bosque y más allá estaba el invernadero. A mi padre le encantaba cultivar orquídeas y el invernadero estaba lleno de sus preciadas y caras orquídeas. Por muy fuertes que fueran sus impulsos, Roberto no podía hacer nada arriesgado a plena luz del día, bajo la mirada de tanta gente, encontraría un lugar discreto.
Dudaba entre revisar el bosque y el invernadero, fue entonces cuando Abril me alcanzó, me sujetó la muñeca y me dijo:
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