Capítulo 28 La droga sigue en mi organismo
La vitalidad de Roberto siempre había sido estupenda, parecía que le gustaba estar al aire libre. Era la primera vez que me daba cuenta de lo perfecta que era la reposera para realizar este tipo de actos, se balanceaba con suavidad y daba un rebote durante ciertas acciones que ayudaba a aliviar el esfuerzo requerido por tal actividad.
La pasión de Roberto surtió efecto en mí, mi resistencia inicial se transformó en sumisión. Eché un vistazo desde el borde de la manta, había gente merodeando en el exterior del invernadero. Vi a Silvia y a Laura, ellas también vieron mi rostro desde la manta, Laura estaba boquiabierta, parecía que la conmoción la mataría. La cara de Silvia palideció, su cara era la de un cadáver.
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