Capítulo 127 Elijo ser rico
Era probable que Roberto nunca imaginase que una mujer asustada pudiera poseer tanta fuerza, luchó durante un rato, pero no consiguió liberarse de mí. Tenía miedo de que me abandonara, así que no lo solté y Roberto por fin cedió.
—Suéltame, no podemos seguir aquí parados. ¿Qué tal si pasa un coche y nos atropella porque no nos vio?
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