Capítulo 48 ¿Cómo dijiste que te llamabas?
Emanuel Lafuente. Era un nombre que no había escuchado. Tenía ojos muy hermosos. Tanto como mil flores en plena floración. Los ojos de algunas personas eran como un sol líquido, y otros, como primavera en flor. Los ojos de Roberto, por otro lado, sólo contenían las llamas del infierno.
―¿Quién es usted? ¿Se está quedando en la residencia Lafuente?
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