Capítulo 290 No, no puedo
Cuando cayeron sobre la cama, Zirán protegió por instinto a Melina, asegurándose de que estuviera bien colocada encima de él. Melina no pudo evitar agradecer este pequeño gesto, sintiendo un aleteo en el corazón.
Tal vez debería confiar en Zirán, sobre todo teniendo en cuenta que le aseguró que nunca le haría daño. Al ver que Melina tenía los brazos alrededor de su cuello y no lo apartaba, Zirán sintió un impulso de entusiasmo cuando ella le devolvió el beso.
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