Capítulo 229 El ataque
El sol de la mañana se deslizaba por el horizonte, proyectando un suave resplandor que iluminaba la habitación. Melina, que rara vez dependía de Zirán para despertarse, se despertó por sí sola de su letargo. La suave luz que se filtraba a través de las cortinas la hizo despertarse, y se levantó temprano, lista para afrontar el día que tenía por delante.
A Zirán le tomó desprevenido cuando Melina se acercó a él, le rodeó el cuello con los brazos y se inclinó para plantarle un tierno beso en la mejilla.
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