Capítulo 340 Reunión de repente
—¡Abuela Rodríguez, te traje algunas frutas! Elegí unas que tuvieran poca azúcar para que pudieras disfrutarlas sin tener que preocuparte. Estas rosas blancas son de Melibella; las dejaré a un lado por ahora —anunció Bastian con una cálida sonrisa, su generosidad no dejaba lugar a negativas mientras colocaba con rapidez la cesta de frutas sobre la encimera de la cocina.
—Como ya estás aquí, no hay necesidad de formalidades. —Doña Rodríguez rio entre dientes, con los ojos brillantes de afecto por el joven que siempre parecía alegrar su hogar—. Meli horneó abundante tarta de nueces, y es imposible que los demás nos la terminemos. Acompáñanos a cenar…
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