Capítulo 289 Volvamos a casa
—Jefe Zir, admito mi error. ¿Puedo no bebérmelo? —tragó saliva Elda, con la voz temblorosa por la ansiedad al formular la pregunta. El brebaje, preparado por su madre con una potente dosis, estaba destinado a producir un resultado concreto. Se esperaba que el consumo de incluso media taza dejara al bebedor sin sentido, dejándole solo instintos primarios… Zirán no dijo nada más, sus acciones lo decían todo cuando volvió a tomar el arma, con el cañón oscuro apuntando de forma directa a ella. Enfrentada de nuevo a la escalofriante visión del arma, Elda cedió a regañadientes, su obediencia nacida del puro terror—. ¡Lo haré! ¡Me lo beberé! —exclamó, sus movimientos se ralentizaron por el miedo mientras se acercaba a la mesa de café, tomaba una taza y se servía la mitad de su contenido antes de bebérsela como si se enfrentara a una muerte inminente.
Observando su obediencia, Zirán miró la hora, con la mirada llena de expectación mientras esperaba el regreso de Melina. A pesar del picor que le recorría el cuerpo, se decidió a consumir el resto del brebaje, levantando la cabeza para terminar todo lo que estaba en el vaso. Elda se quedó estupefacta ante lo que vio.
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