Héctor suspiró. Al notar lo grave que debía haber sido el conflicto y, por si fuera poco, con el temperamento testarudo y arrogante de Alejandro, sería difícil conseguir que el hombre saliera en busca de Victoria.
—Me di cuenta de que algo andaba mal entre el señor y la señora cuando Claudia Juárez vino. Pensé que su situación mejoró después de eso, pero ya no era lo mismo que antes. No podían haberse divorciado, ¿verdad? —susurró una de las sirvientas.
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