—Vamos, límpiate bien y ponte el pijama para que no te resfríes. —Alejandro se puso una bata mientras hablaba. Cuando terminó, vio a Victoria parada en su lugar con un puchero, como si no le pareciera gracioso—. ¿Qué pasa? ¿Estás enfadada conmigo por impedirte disfrutar de tu baño?
En lugar de responder a la pregunta de Alejandro, ella solo lo miró con amargura. Mientras tanto, cuando él la miró, le pellizcó la nariz y dijo:
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