—Estaba herido de gravedad cuando lo llevaron a casa, y eso sin contar sus heridas externas. Los médicos pasaron mucho tiempo solo tratándolo. Debería haber estado bajo observación durante cuarenta y ocho horas después de despertar. —Teodoro miró al suelo, resignado—. Pero, no pudimos detenerlo.
No le contó lo aterrador que era Alejandro. Parecía una bestia que mataría a cualquiera que se interpusiera en su camino. Si intentaban detenerlo, se mataría a sí mismo. Al final, Teodoro se lanzó al viento y dejó que Alejandro salvara a Victoria.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread