Sabrina se lavó la cara antes de retirarse a su cama. No sabía cuándo, pero la ira que había sentido después de encontrarse con el extraño hombre antes se desvaneció sin que ella se diera cuenta durante la conversación con Erick.
Le recordó lo sereno que era. En sus ojos, era esencial que su pareja tuviera una presencia tranquila. Después de años de trabajar con él, sabía que no importaba qué problemas surgieran en el trabajo, él estaba tranquilo, tenía control sobre sus emociones y nunca perdía los estribos.
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