Era razón suficiente. Nicole levantó la mano y se dio cuenta de que golpear la cara era mucho más fácil que golpear las piernas. Cuando Alejandro estaba sentado, tenía que ponerse de puntillas sólo para golpearle las piernas, pero ahora que estaba agachado, Nicole podía golpearlo con facilidad sin hacer nada. Aun así, encontrarse cara a cara con él le daba miedo. Le daba un poco de miedo darle una cachetada. La chica lo miró con timidez y dio un paso atrás.
Alejandro no se lo perdió.
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