La habitación quedó en silencio después de lo que dijo Elena, ya que nadie se imaginó que diría eso. En cuanto al motivo por el que se quedaron calladas, era porque lo que había dicho les hizo darse cuenta de que Cristóbal no era tan inútil como habían pensado. El hombre era un matón, un gánster que deambulaba en la clandestinidad. Era el mejor en tareas como darle lecciones a los demás. Todas admiraban lo rápido que Elena se había dado cuenta; parecía que su pelea con Victoria había hecho que la odiara mucho. Después de un largo momento de silencio, Claudia se quedó sin aliento por el asombro.
—¿Qué estás diciendo, Elena? ¿Cómo vas a decirle al señor Duarte que haga eso? Solo está bromeando, por favor ignórela.
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