Mientras el interior del auto estaba en silencio, Bautista dirigió su atención a su alrededor sin continuar con la conversación. En cambio, le preguntó qué le gustaría comer; sin embargo, Victoria no tenía apetito para otra comida que no fuera caldo de arroz. No obstante, como ya había comido eso con él esa noche, no creía que fuera apropiado sugerir volver a comer lo mismo.
—Tú decides —dijo.
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