Quedamos boquiabiertas cuando escuchamos lo que pedía.
—¿Mil millones? —Abril se atragantó y comenzó a toser. Le di unas palmadas en la espalda—. ¿Enrique, estás loco? Ni siquiera parpadeaste cuando dijiste mil millones. ¿Por qué no sólo pedir diez en su lugar?
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread