Capítulo 389 Fui arrestada
Los reporteros me apuntaban con sus cámaras. Los flashes eran enceguecedores en la noche. Tomaban una foto tras otra, sin intención de detenerse. El sinfín de luces me cegaba. Roberto se quitó la chaqueta al instante y me cubrió la cabeza. Luego me jaló a sus brazos. Me envolvió una sensación cálida de seguridad. Sin embargo, no podía evitar sentir que algo extraño me aquejaba.
Esto era lo que la gente le hacía a las mujeres que habían sido secuestradas, vendidas y después rescatadas. Después de haber ingeniado un rescate exitoso, sus seres queridos les ocultaban el rostro con la ropa para no exponerlas a la vergüenza pública. También esto era lo que los policías hacían con los criminales que aprehendían. Les ponían una bolsa de papel en la cabeza.
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