Capítulo 382 Mi cumpleaños
La voz de Roberto era extrañamente suave, me quedé sin palabras, se me habían atorado en la garganta. Eran palabras de sospecha y duda que cuestionaban sus verdaderas intenciones, pero no podía preguntarle con tristeza si me trataría de la misma manera que había tratado a Silvia ya que Roberto no me daría una respuesta y yo no iba a hacer una pregunta para la que nunca recibiría una respuesta. Puede que yo no tuviera mucho, pero sí poseía cierto sentido de mí misma.
Al final me las arreglé para recuperar mi posición de directora de la Organización Ferreiro. No me interesaba volver a cambiar de oficina, pero cuando me presenté al día siguiente a la Organización Ferreiro, mi secretaria había hablado con las otras secretarias y había hecho que trasladaran mis pertenencias a la oficina de Silvia. Todos los que estaban en la oficina se comportaron muy amables conmigo, pero sabía que se trataba de una simple fachada de civilidad.
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