Capítulo 295 ¿Cómo te sientes, perdedora?
No me gustaba la gente que hablaba a espaldas de otras personas. Se me hacían despreciables. Pero era una cobarde. No me atrevía a empujar la puerta de mi cubículo para abrirla y enfrentarme a las mujeres afuera.
Si esto le hubiera pasado a Silvia, ella estaría parada afuera en este momento, frente a estas mujeres. Las miraría con sus fríos ojos y ellas se acobardarían y huirían.
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