Capítulo 212 Isabela, ¿estás loca?
Roberto continuó llamando con insistencia y Santiago contestaba sus llamadas en la cubierta, podía oír la furiosa voz de Roberto al otro lado de la línea y parecía estar dispuesto a matar a alguien. Santiago por fin decidió apagar el teléfono, buscó una reposera para que me recostara, luego buscó una manta y me cubrió con cuidado. Me recliné en la reposera y escuché el sonido de las olas, Santiago se recostó en la reposera de al lado, podía verlo junto a mí si giraba la cabeza. No me preguntó por qué estaba de tan mal humor, solo me hizo compañía.
—Santiago —lo llamé después de haber recuperado la compostura—. ¿Qué sabes de la relación que Roberto y Silvia tuvieron?
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