Mi vientre me dolía mucho. Dejé caer mi peso contra el pasamanos y traté de mantenerme erguida. La cara de Roberto estaba un poco roja; debí asustarlo.
—¿Por qué estás tan nervioso? —pregunté. Se veía diferente a su terrorífico yo de siempre. Era bastante entrañable.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread