El castigo creció en volumen, pero Mu Qiao sabía muy bien que después de sus padres, Mu Ling era la persona que más la amaba en el mundo. Cuanto más duras sus reprimendas, más manifestaba que el dolor dentro de él no era menor que el de ella.
Fuera de la puerta, una silueta dio la vuelta y se fue. Sin embargo, algunas gotas de sangre quedaron en el lugar donde ésta había permanecido antes, luciendo un poco aterrador bajo la luz de la luna.
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