Desde afuera, parecía una casa normal, pero era un espectáculo diferente en el interior. Estaba decorada con un gusto exquisito, sencilla pero elegante, acorde con el estilo de Ning Jian.
—Pónganse unas zapatillas y lávense. Les preparé tallarines. Deben estar hambrientas después de todo eso y, cuando terminen de comer, a dormir. —La mujer le dio unas palmaditas suaves en la cabeza a Hu Tu, como si fuera una de sus familiares mayores.
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