Mo Bai quedó atónito al verla, aunque antes la había visto así, era la primera vez que podía apreciarla sin tener que rehuir la mirada. Mingming se giró, lo vio mirándola con una rara expresión al oír los ruidos que hacía. No se abrochó el sujetador, en cambio se puso de inmediato un suéter.
Mo Bai se llenó de valor, se acercó a ella y deslizó los brazos bajo su ropa. Al levantarle el suéter, pudo sentir que Mingming se congelaba.
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