Sin embargo, el Presidente Huang había olvidado que, de la misma forma en que Ning Jian había hecho ganar tanto dinero a su empresa en los últimos años, también podía hacerlo perder todo fácilmente. Además, nadie en esa industria se atrevía a hacer nada en contra de ningún cliente de Ning Jian; no porque no tuvieran las agallas, sino por falta de capacidad.
—Bueno, tú no quieres ser jefe. Si estuvieras dispuesto a ser el jefe, no necesitarías…
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