Shen Beiyi estaba consciente, pero todo se sentía confuso. Escuchó a alguien tratando de romper la puerta y derribarla. Un momento después, sintió que alguien entraba y le quitaba al hombre regordete. Entonces, la persona la sostuvo en sus brazos y la llamó en voz alta:
—¡Beiyi!
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