Zhou Xiaoyu se olvidó incluso de cerrar los ojos o apartar la mirada. El sonido del agua corriente seguía resonando en el baño, pero ella solo podía escuchar sus propios jadeos, que trababa de acallar. ¡Sintió que estaba a punto de perder los estribos!
Al verla bastante exaltada, Xiao Yibo se rio en silencio de forma indiscreta.
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