Le Jia observó que Su Ya estaba inquieta, pues no podía dejar de jugar con sus dedos y de morderse los labios; estos gestos indicaban que quería contarle sobre lo que había sucedido. Su Ya prosiguió a caminar hacia la cama, suspiró y cerró los ojos, un momento, antes de volverlos a abrir y revelarle:
—Tuve sexo con él.
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