Le Jia asintió. Retiró su mano y siguió a Gao Hai. Al pasar por al lado de Yu, dudó un momento. De pronto se estiró y tomó el brazo de Yu, tironeándola fuerte hacia el baño. Antes de que Yu reaccionara, cerró rápido la puerta del baño y sacó la llave que tiró en el bote de basura. «Este tipo de puertas tardan bastante tiempo en abrirse, incluso si llamara a un cerrajero. Bueno, dejaré que tome de su propia medicina».
A unos pasos de ahí, estaba parado Gao Hai. Las comisuras de su boca se curvaron hacia arriba al ver la actitud de Le Jia. Al ver su sonrisa, Le Jia lo fulminó con la mirada.
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